El reto de la Democracia en los Partidos Políticos
Recientemente el Partido Aprista Peruano ha llevado a cabo sus elecciones internas con presencia de organismos electorales públicos que fueron un apoyo para la organización del proceso. Los resultados nos llevan a cuestionar sobre estos mecanismos de elección "democrática" en los partidos y, en general, todo tipo de organizaciones políticas. En Perú, los partidos políticos están catalogados como personas jurídicas privadas, por lo que organismos como Jurado Nacional de Elecciones u ONPE no pueden intervenir directamente; sin embargo, los partidos políticos tienen un fin público, el de canalizar demandas, ponerlas en agenda política y por último, una función de representación política. Todas estas funciones crean un lazo entre la ciudadanía y las organizaciones políticas que buscan alcanzar escaños.
Antes de profundizar más en el tema, existen dos momentos fundamentales en los cuales los partidos y las organizaciones políticas llaman a elecciones internas:
- Para elegir autoridades partidarias
- Para conformar listas de candidatos
Cabe resaltar que esta segunda forma tiene un impacto mucho más trascendental en cuanto a la legitimidad de los candidatos que participan en elecciones, puesto que además de representar al partido en sí, cumplirían, en caso de contar con voto ciudadano mínimo, una función de representación ciudadana, por lo que elaborar o modificar los mecanismos de elección de las listas tendría un impacto en la democracia en el país. No obstante, la elección de autoridades partidarias son también importantes puesto que los partidos deben ser los primeros en mostrar transparencia y capacidad de organización democrática a la hora de elegir a sus propias autoridades. La principal diferencia entonces se encuentra en el grado de influencia que tiene para la democracia nacional cada una de estos tipos de elección.
En el caso del PAP, Alan García fue elegido en las últimas elecciones internas nuevamente como Presidente del partido, lo que condujo a una serie de cuestionamientos por la larga trayectoria de García ya ocupando este rol y además, la tan esperada renovación de una de las organizaciones políticas más históricas y con mayor alcance en el país (cualidad que pocos partidos han logrado). Mismos militantes y afiliados denunciaron públicamente fraude por compra de votos y otras irregularidades que ciertamente, deslegitiman la totalidad del proceso. Como consecuencia, la renuncia de Alan García al puesto de Presidente del partido era de esperarse pero la presencia política que tiene todavía en la organización, difícilmente haga que se le deje de identificar como el líder del Partido Aprista.
¿Cómo deben actuar los organismos encargados de velar por la democracia en el país?
Es cierto que la falta de democracia en los partidos repercute en el sistema político del país, sobre todo cuando la organización política ha logrado alcanzar representación parlamentaria; sin embargo, la posibilidad de una intervención por parte de organismos públicos, viola el derecho de libre asociación y libertad de las organizaciones políticas, justamente, a llevar a cabo sus procesos de elección interna. Existen entidades propias de cada partido que se encargan de velar por los principios democráticos de la organización pero no son ajenas al juego político que se desarrolla cada vez que existen este tipo de procesos en los que se abren espacios para hegemonizar el poder dentro de la agrupación.
Todo ello nos lleva a notar que existe una contraposición entre los objetivos democráticos por los que los organismos electorales públicos deben velar y la capacidad de auto-organización de los partidos en temas de elecciones internas (que, como hemos visto, no siempre son democráticos). Esta contraposición de intereses, por una lado del partido y por otro lado de la ciudadanía en sí, es ya, desde el punto de vista de una necesaria reforma electoral, una cuestión de prioridades. La protección de la sociedad y el bienestar de la misma no solo se mide en la seguridad ciudadana, los servicios públicos o la reducción de la pobreza, se mide, también y en particular lo considero como el eje principal de todos los aspectos de bienestar, el buen funcionamiento de la democracia en sus distintos niveles más allá del procedimental.
La actual reforma electoral propone en términos de democracia interna la participación obligatoria de los organismos electorales pero solo en casos de la elección de las listas que participarían como candidatos a cargos de elección popular y que el único medio de elección sería por voto universal. En el caso de elección de autoridades partidarias, se mantiene la autonomía del partido a convocar elecciones internas bajo sus mecanismos y entidades propias del mismo y la participación de ONPE, JNE Y RENIEC sería en caso la organización política decida extenderles una invitación. A esto, agregarle que se debe profundizar en las funciones de educación y capacitación de los organismos electorales y, sobre todo, en el fomento de la participación política electoral de cuadros jóvenes que signifiquen una verdadera renovación al interior de los partidos políticos.
Finalmente, cabe mencionar que este no es más que una publicación descriptiva y exploratoria de lo que acontece en los partidos a raíz de las elecciones del PAP; sin embargo la democracia no solo se define (incluso dentro de los partidos) por sus elecciones de autoridades, sino también en general, por la voz de los afiliados, los medios de financiamiento y en sí, una serie de factores que harían mucho más legítima la participación electoral de los mismos, al tiempo que suaviza la crisis de partidos especialmente en el contexto congresal en el que nos encontramos.
Antes de profundizar más en el tema, existen dos momentos fundamentales en los cuales los partidos y las organizaciones políticas llaman a elecciones internas:
- Para elegir autoridades partidarias
- Para conformar listas de candidatos
Cabe resaltar que esta segunda forma tiene un impacto mucho más trascendental en cuanto a la legitimidad de los candidatos que participan en elecciones, puesto que además de representar al partido en sí, cumplirían, en caso de contar con voto ciudadano mínimo, una función de representación ciudadana, por lo que elaborar o modificar los mecanismos de elección de las listas tendría un impacto en la democracia en el país. No obstante, la elección de autoridades partidarias son también importantes puesto que los partidos deben ser los primeros en mostrar transparencia y capacidad de organización democrática a la hora de elegir a sus propias autoridades. La principal diferencia entonces se encuentra en el grado de influencia que tiene para la democracia nacional cada una de estos tipos de elección.
En el caso del PAP, Alan García fue elegido en las últimas elecciones internas nuevamente como Presidente del partido, lo que condujo a una serie de cuestionamientos por la larga trayectoria de García ya ocupando este rol y además, la tan esperada renovación de una de las organizaciones políticas más históricas y con mayor alcance en el país (cualidad que pocos partidos han logrado). Mismos militantes y afiliados denunciaron públicamente fraude por compra de votos y otras irregularidades que ciertamente, deslegitiman la totalidad del proceso. Como consecuencia, la renuncia de Alan García al puesto de Presidente del partido era de esperarse pero la presencia política que tiene todavía en la organización, difícilmente haga que se le deje de identificar como el líder del Partido Aprista.
¿Cómo deben actuar los organismos encargados de velar por la democracia en el país?
Es cierto que la falta de democracia en los partidos repercute en el sistema político del país, sobre todo cuando la organización política ha logrado alcanzar representación parlamentaria; sin embargo, la posibilidad de una intervención por parte de organismos públicos, viola el derecho de libre asociación y libertad de las organizaciones políticas, justamente, a llevar a cabo sus procesos de elección interna. Existen entidades propias de cada partido que se encargan de velar por los principios democráticos de la organización pero no son ajenas al juego político que se desarrolla cada vez que existen este tipo de procesos en los que se abren espacios para hegemonizar el poder dentro de la agrupación.
Todo ello nos lleva a notar que existe una contraposición entre los objetivos democráticos por los que los organismos electorales públicos deben velar y la capacidad de auto-organización de los partidos en temas de elecciones internas (que, como hemos visto, no siempre son democráticos). Esta contraposición de intereses, por una lado del partido y por otro lado de la ciudadanía en sí, es ya, desde el punto de vista de una necesaria reforma electoral, una cuestión de prioridades. La protección de la sociedad y el bienestar de la misma no solo se mide en la seguridad ciudadana, los servicios públicos o la reducción de la pobreza, se mide, también y en particular lo considero como el eje principal de todos los aspectos de bienestar, el buen funcionamiento de la democracia en sus distintos niveles más allá del procedimental.
La actual reforma electoral propone en términos de democracia interna la participación obligatoria de los organismos electorales pero solo en casos de la elección de las listas que participarían como candidatos a cargos de elección popular y que el único medio de elección sería por voto universal. En el caso de elección de autoridades partidarias, se mantiene la autonomía del partido a convocar elecciones internas bajo sus mecanismos y entidades propias del mismo y la participación de ONPE, JNE Y RENIEC sería en caso la organización política decida extenderles una invitación. A esto, agregarle que se debe profundizar en las funciones de educación y capacitación de los organismos electorales y, sobre todo, en el fomento de la participación política electoral de cuadros jóvenes que signifiquen una verdadera renovación al interior de los partidos políticos.
Finalmente, cabe mencionar que este no es más que una publicación descriptiva y exploratoria de lo que acontece en los partidos a raíz de las elecciones del PAP; sin embargo la democracia no solo se define (incluso dentro de los partidos) por sus elecciones de autoridades, sino también en general, por la voz de los afiliados, los medios de financiamiento y en sí, una serie de factores que harían mucho más legítima la participación electoral de los mismos, al tiempo que suaviza la crisis de partidos especialmente en el contexto congresal en el que nos encontramos.
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