Aquí no hay santos
El cierre del comedor universitario, suscitó las protestas de los compañeros miembros del Comité de Comensales y de más estudiantes que quieren luchar por el servicio de alimentación regular para todos en época en la que la población universitaria es mucho más reducida. Para unos, los malos son los estudiantes que reclaman irespetuosamente, con violencia y sin organización los "derechos", para otros el malo es el rector que actúa de manera arbitraria y egoísta para hacer quedar mal a la población sanmarquina. Pero no hay ni malo, ni bueno. Nadie es un santo, si hay algo criticable es, en primer lugar, que los estudiantes organizan sus marchas cuando quieren y no tienen en cuenta si en las facultades se están tomando exámenes o hay clases que se ven interrumpidas por sus cantos y gritos que "exigen el cumplimiento de los derechos de todos" además del hecho de tomar el rectorado atacando a la seguridad que no tiene la culpa de los problemas administrativos, pues el querer hacer respetar mi derecho, no implica que voy a pasar por encima del otro ; en segundo lugar, la falta de criterio de las autoridades que pretenden cerrar el comedor universitario sabiendo que aún hay estudiantes que van a la universidad y otros que viven ahí. Si se cierra el comedor, el dinero, los 500 mil soles, debe ser invertidos en investigación, o ¿por qué creen que no estamos primeros en el ranking de mejores universidades? Además del hecho de que hay estudiantes que creen que el responder a la violencia con más violencia es "hacer respetar su derecho", y eso, definitivamente, no es digno de ningun universitario y menos de un sanmarquino, eso atrasa la universidad. Más allá de la resolución que diga si al final, el comedor se abre o se cierra, creo que solo debería invertirse en alimentos el dinero justo y necesario para los residentes y los inscritos en cursos de verano. Para esto, se podría implementar un sistema de identificación, para saber quienes entran, quienes viven en residencia, quienes estan llevando cursos en verano y poder contabilizar cuantas son las raciones diarias necesarias manteniendo, por supuesto, un margen de error, una red que nos diga fehacientemente la cantidad de estudiantes que van a ser alimentados, ahí se verá el trabajo de estudiantes, autoridades, ingenieros y otros profesionales que buscan el bien, orden y tranquilidad de la comunidad universitaria. De esta manera se evitaría que cualquiera entre a la universidad, y beneficiaria, por demás, la seguridad, se modernizaria el sistema de identificación (porque el que está en las entradas con personas que con las justas se fijan el color del carné, es bastante obsoleto y ridículo para ser nosotros una universidad con tal prestigio) y se sabría, en torno al problema principal, quienes son aquellos que necesitan verdaderamente la comida en verano, porque no estamos en situación de despilfarrar el dinero. Que San Marcos no sea solo un nombre, sino que en realidad albergue a personas que así como tuvieron la capacidad para ingresar a la Decana de América, cuando están adentro, tienen la capacidad de trabajar en equipo y resolver problemas.
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