Somos politólogos, seámoslo siempre
La ciencia política es, prácticamente, una carrera nueva en el país. Tal vez algunos aún no le tienen fe o la ven con cierta desconfianza. El error de muchos recae en pensar que el politólogo será político, congresista o presidente; lo cual no se descarta pero, vamos, pensemos la verdadera función del científico político.
Con la accidentada política nacional, el político es visto como un personaje engañoso y egoísta que actúa movido por intereses particulares. Cuando dices "estudio Ciencia Política" lo primero que preguntan es cuándo piensas postular al Congreso o te advierten de los peligros de caer en la corrupción una vez llegues al poder. El politólogo ingresa a esta desconcertada realidad con un conjunto de conocimientos cualitativos y cuantitativos para darle una interpretación a los hechos sociales, explicación y, más tarde, poder llegar a predecirlos, por lo que se le otorga el calificativo epistemológico de ciencia. Poco a poco la Ciencia Política ha venido ganando un nombre y un
espacio, esta se define como el estudio de las relaciones de
poder y de la interacción entre los actores sociales plasmadas en un determinado contexto, un concepto un tanto
pragmático pero que a la vez hace uso de una mezcla de definiciones
abstractas desarrolladas por una extensa lista de teóricos clásicos cuya producción de conocimiento es indispensable para el desarrollo integral del politólogo. Para llegar a ese objetivo, la Ciencia Política se vale de otras ciencias sociales como la sociología, economía, historia y filosofía. Es importante la comunicación entre estas para lograr la elaboración de su propio método. El politólogo tiene un espíritu de mera investigación; el interés por conflictos sociales situados dentro o fuera del país es el germen sobre el cual se van a plasmar estos conocimientos y tendrá el objetivo, no solo de predecir ante un patrón histórico social determinado, sino también, aliviar los problemas de coyuntura política que aquejan la sociedad mediante la elaboración de políticas que se direccionen al beneficio de los ciudadanos.
El politólogo piensa en los hechos presentes, conoce los del pasado y predice los del futuro. Si bien es cierto, no se puede hablar con certeza acerca del proceder político-social por su caracter humano y dinámico. Para abarcar ello, existen distintas ramas sobre las cuales cada uno se puede especializar: gestión pública, comunicación política, teoría política, relaciones internacionales, entre otras; sin embargo, todas estas materias convergen en que la investigación es necesaria para poder aportar en la sociedad.
No vamos a salvar el mundo de los infinitos problemas que se presentan a diario en las diversas comunidades o culturas, pero estamos para ayudar a identificar los fenómenos políticos que se manifiestan y, de alguna manera, nuestra intervención académica y profesional ayudará a mitigar las consecuencias de los mismos. Somos politólogos, seámoslo siempre.
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