San Marcos nido de inquietudes, plaza de victorias: Contra la intervención militar de 1991 – Parte 1 el informe de la CVR


Escribe: Manuel Taboada Pérez 

Me he visto en la necesidad de dividir estas lecturas, ya que no me encuentro en la capacidad de hacer un trabajo de investigación exhaustivo sobre el caso de la intervención militar en San Marcos, pero tampoco quiero dejar pasar la coyuntura para despejar dudas y desterrar prejuicios. De esta manera, presento la primera parte de una serie de artículos en contra de la intervención militar que sufriera la UNMSM. Esta primera parte, enfocada en revisar los archivos que nos dejara el informe final de la CVR. Sin más que una reflexión profunda, espero que estos párrafos sirvan para cultivar la identidad sanmarquina y el respeto por su institucionalidad, que se viera mellada por, lo que un grueso de peruanos consideramos, un dictador.
Es parte de la historia de nuestra universidad, el funesto y aciago episodio de la intervención militar que impulsara el condenado por crímenes de lesa humanidad, Alberto Fujimori. En 1991 se instala una base militar en la ciudad universitaria con la excusa de detener el avance acelerado de las fuerzas subversivas dentro del claustro. Está demás decir que existieron y existen partidarios de dicha decisión, pero aún se encuentra bajo sombras una explicación viable sobre cuál fue el verdadero objetivo de aquella acción; esto es más difícil aún, si tomamos en cuenta los documentos que versan sobre dicho acontecimiento, documentos que no son más que transmisiones orales y audiovisuales, apelando a la subjetividad del receptor de estos mensajes. Dicha subjetividad, es casi mecánica cuando explica el porqué de la intervención, llegando al punto de justificar esta aduciendo que dicho acto pacificaría una universidad que se encontraba supuestamente al borde del colapso. No es raro entonces que encontremos historias no oficiales, pero bastante legitimas ante el imaginario de los actuales estudiantes sanmarquinos, ya que muchos de ellos, son hijos de quienes en épocas anteriores, fueron víctimas de la violencia terrorista que aplicó Sendero Luminoso, para llevar a cabo su «Guerra Popular»; inclusive, muchos de ellos son hijos de sanmarquinos que fueron afectados directamente en sus estudios y su vida cotidiana por el clima de violencia que se vivía en el país.
Queremos sacar un poco del prejuicio a aquella historia consensuada, que se escribiera en los libros del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, informe que a nuestro parecer tiene un carácter objetivo a la hora de explicar los escenarios y los actores políticos que incidieron en la época del terrorismo. También queremos revalorar algunos juicios de valor que emitieran los protagonistas de aquella temporada en la universidad; universidad que aún es considerada por algunos como un «nido de terroristas»; dichos protagonistas inmediatos son los ex estudiantes de nuestra casa de estudios, pero no solo estudiantes, sino también políticos, alejados del extremismo radical que encarna Sendero Luminoso. Así pues, nos embarcamos a una explicación alternativa, pero bastante lógica acerca de la intervención en la universidad más antigua de América, la UNMSM.
Demás está explicar el adverso escenario por el que pasaba el Perú; recesión, inflación, inseguridad, terrorismo, etc., un escenario duro, en el que el estudiante de a pie debía desarrollar sus actividades académicas. Sin embargo, el discurrir de los días del estudiante despolitizado en San Marcos, estaba más ligado al temor por lo simbólico, que al temor por verdaderas acciones que realizarían o realizaban los miembros de Sendero Luminoso (SL) o el MRTA; decimos simbólico, porque el estudiante habría aprendido a convivir con la política universitaria desde que los claustros se volvieron más que solo campos de adiestramiento profesional, esto obviamente respondía a una reforma profunda en la educación universitaria, llevada a cabo por Haya de la Torre y el aprismo en sus inicios como fuerza de izquierda. Así pues, la Reforma de Córdoba, preparaba el camino para lo que en los setenta y ochenta sería escenario político dentro de la universidad.
Para entender mejor el escenario político de la universidad el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación explica:
«Es indispensable entender, en este contexto, que el PCP – SL no fue el único actor en la dinámica de la violencia desarrollada en la UNMSM, y también que el PCP – SL no fue apoyado por toda la comunidad universitaria» (2003, pág. 620).
 Vamos desmoronando así un escenario monolítico, que asumía a SL como fuerza única e inseparable del movimiento estudiantil sanmarquino. Pero no basta con entender que SL no fue más que un actor más dentro de este escenario, también es necesario visualizar a los otros actores. Por ejemplo, en los setenta, época de grandes contradicciones en el plano mundial, los grupos políticos de izquierda se adjudicaban la representación del auténtico Frente Estudiantil Revolucionario (FER). Los más interesados en hacerlo eran los ‘’Antifascistas’’, el Partido Comunista del Perú Patria Roja (PC del P – Patria Roja) y el Partido Comunista Revolucionario (PCR), todas ellas de tendencia maoísta (Informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, 2003, pág. 622). Con esta información entendemos que SL no fue el único grupo organizado, es más hasta se toma en cuenta que ni siquiera era el mejor grupo organizado, esto a raíz de su puesta a prueba en elecciones donde SL intentó participar con el fin de asumir la dirección de la Federación Universitaria de San Marcos (FUSM). Claramente, como se menciona en el informe de la CVR:
«En las elecciones de 1976 también participó el FER Luminoso, pero quedó en último lugar, con una votación marginal. Era común que, en este periodo, ninguno de los grupos políticos tomara en serio las posiciones del PCP – SL, y mucho menos podían creer que estaban a punto de iniciar su proyecto de ‘’Guerra popular’’» (2003, págs. 622, 623).
Simplemente SL, no era una fuerza importante dentro del movimiento estudiantil; la izquierda ‘’legal’’ (PCR, PCP Bandera Roja, Vanguardia Revolucionaria, Antifascistas, PC del P Patria Roja, etc.) marginaba sus acciones, se les tomaba como infantiles y aventureros, desmereciendo su proyecto y minimizándolos. Sin embargo, aun cuando SL, no tenía un número grande de militantes, y tampoco convocaba a medidas aceptadas por el grueso de la población universitaria, se las arreglaron para ajustar su táctica hacia un estilo de agitación que retumbara en toda la universidad. Es decir, SL, valía más por sus acciones simbólicas, que por su acumulación política y su posicionamiento en el discurso; esto se detalla nuevamente en el informe de la CVR:
«Los militantes y simpatizantes del PCP – SL pusieron en marcha una estrategia que buscaba provocar a los policías para que actuaran de manera violenta y hubiera una gran cantidad de heridos, detenidos, e incluso víctimas mortales» (2003, pág. 630).
La táctica puede entenderse como una inversión de la fábula de Esopo, ‘’El parto de los montes’’ donde se relata cómo los montes dan terribles signos de estar a punto de dar a luz, infundiendo pánico a quienes los escuchan. Sin embargo, después de señales tan asombrosas, los montes paren un pequeño ratón. La fábula, y la expresión "el parto de los montes", se refieren por lo tanto a aquellos acontecimientos que se anuncian como algo mucho más grande o importante de lo que realmente terminan siendo. Dicha táctica, evaluada de la manera correcta, significo un avance dentro de la política terrorista de SL, puesto que logró cambiar el imaginario de los estudiantes, docentes y sociedad civil, hacia una idea de «universidad cuartel», que se enfocaba en instruir a jóvenes estudiantes hacia la «Guerra Popular». Lógicamente la izquierda legal, respondería ante este tipo de táctica con contundentes deslindes. Tomemos como ejemplo el que brinda la junta directiva del Comité de Lucha de Comensales (predecesor del actual Comité de Comensales):
«Rechazamos enérgicamente el intento de desvirtuarlos hechos y nuestra justa protesta por parte del gobierno aprista mediante el comunicado de las fuerzas policías, así como de la prensa reaccionaria. De igual manera, rechazamos el aprovechamiento político de instancia gremial por parte de una organización que, llamándose revolucionaria, pone a las masas entre dos fuegos y que, con sus acciones, no hace sino juego a la derecha, dando pie para que se justifique este alevoso asesinato» (Periódico Cambio, 1988).
Dicho comunicado, es parte de un proceso de lucha en dicha instancia gremial, donde por la provocación que causaron militantes de SL se asesinó a un estudiante producto de la represión. Entonces no solo se deslinda con el accionar de SL a puerta de los años 90, sino que también se denuncia el carácter represor del Estado y las actitudes amarillistas de la prensa contemporánea, a dichos sucesos. Casi como vaticinio se entendía que las acciones de SL dentro del claustro traerían consecuencias negativas para el libre desarrollo de las actividades universitarias.
Pero, entonces, si el Estado con su gran maquinaria de inteligencia sabía que todo esto era parte de un proceso táctico de propaganda y agitación, ¿por qué asumió una arremetida autoritaria contra la UNMSM? Es preciso responder a esto con otra parte del informe de la CVR:
«La respuesta del Estado frente al PCP – SL fue típicamente desmedida, represiva e indiscriminada. Ello afectó, en mayor medida, a los militantes de la izquierda legal, que internamente enfrentaban al PCP – SL» (2003, pág. 628).
Tiene más sentido entender que dicha intervención fue motivada por una intención de desplazar a los sectores de la izquierda legal, que en esos momentos dirigían la universidad y ocupaban cargos de representación bastante importantes. Y es que es bastante lógico, cuando se visualizó que dicha intervención no solucionó los problemas de la universidad y mucho menos debilitó a un ya de por sí insignificante grupo de subversivos, como lo eran los militantes de SL. Así también se menciona esto en el informe de la CVR:
«Este acontecimiento fue el pretexto perfecto para instalar una base militar en la universidad. Cuando los militares ingresaron al campus, realizaron requisas, intervenciones en las facultades y borraron las pintas. Estas acciones no tuvieron mayor impacto en el PCP – SL, que más bien pensaba que se agudizaban las contradicciones y estaban más cerca del ‘’equilibrio estratégico’’» (2003, pág. 639).
El círculo se va cerrando a favor de SL, quien con pocos recursos, de diversa índole, ha conseguido aterrorizar a la población, impactando de manera directa en el imaginario sanmarquino, quien ahora justifica una intervención militar para pacificar la ciudad universitaria y poner orden a nivel académico. No solo de esta manera se benefició SL y el Estado, sino que en una pérfida colaboración lograron articular un trabajo solido a nivel de cargos dentro de la nueva administración sanmarquina. Por ejemplo en el informe se menciona:
«Un importante sector de docentes que habían simpatizado inicialmente con el PCP – SL terminaron colaborando con las autoridades interventoras, e incluso ocupando cargos de importancia» (2003, pág. 641).
Queda bastante claro la viabilidad de una intervención que más se asumió como una pantomima barata a interés de desbaratar gremios, organizaciones políticas y sobre todo al estudiante movilizado de San Marcos, que antaño había encabezado luchas importantes como el paro cívico de 1977 que desembocó en una asamblea constituyente. El trabajo tácito pero conjunto del Estado reaccionario y SL fue una muestra más de cómo es que bajo un telón de terror, se pudo manipular la verdad y se transmitió a partir del miedo una nueva historia, aseverando aún entonces, que San Marcos fue intervenida, porque fue es y será, NIDO DE TERRORISTAS, algo totalmente falso y que debemos desmentir en honor a la verdad y justicia que exigen los estudiantes Juan Gregorio Felipe Maquera (detenido y desaparecido en 1991) y Juan Vargas Vallejo (detenido y desaparecido en 1992).
Conclusiones varias, son las que acompañan la reflexión acerca de la realidad por la que atravesó San Marcos en las épocas del terrorismo, sin embargo, olvidar por olvidar y creer por creer, no debe ser parte de la lógica de estudiantes universitarios que analizan la realidad concreta con responsabilidad y mesura. Esa responsabilidad es la que ahora nos brinda un nuevo camino, para reconstruir lo que el fujimorismo destruyo, para reconstruir nuestros gremios, para organizar a los sectores más apolíticos, para fortalecer a los partidos y de una vez por todas, solucionar los problemas de una universidad que se sume en la indolencia de quienes prefieren no sacar la mirada de sus ombligos.

Mañana salimos a marchar nuevamente contra el indulto, a pesar que voces subjetivas reproduzcan un cliché le ha costado mucho a nuestra casa de estudios, mañana salimos a marchar, a pesar de lo ingrata que es la sociedad al gritarnos terroristas a la cara; a pesar de todo, mañana salimos a marchar por las víctimas de la intervención con la consigna clara: ¡San Marcos no se olvida, que fue intervenida!

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