La crítica foucaultiana a las premisas marxistas
Dentro de los pilares formativos de la Ciencia Política, se encuentra la
filosofía política. Uno de los representantes más difundidos a nivel mundial es
Carlos Marx. Hay que tener en cuenta que su teoría se edifica en un contexto
especial en el que las masas cumplían una función proletaria y que había muy
poca movilidad social por la fuerza con que el capitalismo se había instaurado
en los regímenes estatales. Mejorar la condición económica y laboral de
un obrero era casi tan difícil como llegar a una real etapa de comunismo.
Lo que propone Marx es la destrucción del Estado burgués, algo que no se
debe tergiversar al simplemente decir la "destrucción del Estado",
(Harnecker, s/f). Tal vez se pueda crear una esfera de confusión en torno a
esto, lo cierto es que Marx propone destruir el Estado burgués al considerarlo
un ente de dominación por parte de la clase burguesa hacia las clases
populares. La existencia del Estado constituye la manifestación
de las contradicciones sociales (dicotomía social: burguesía-proletariado) que
reflejan la existencia de la clase explotadora y la clase explotada (
Rivas, 1985:85). Es por eso que se propone la destrucción de este tipo de
Estado que antepone, según Marx, intereses de una sola clase. Cuando logra esta
destrucción, es indispensable la organización de las masas pues cuando se llega
a destruir el Estado burgués, se da lugar a una dictadura del proletariado,
llamado también Estado proletario. Este, en sí, vendría a ser una etapa de
transición en la que, por palabras de Lenin, se convenga en un proceso
revolucionario organizado por el movimiento obrero. Es, sin duda, una
revolución violenta en donde los individuos actúan de manera armada. Añade,
pues, en Estado y la Revolución (2011) que al hacer desaparecer el Estado burgués,
desaparecen, también, los aparatos militares y burocráticos. Se desprende de
ello que aquellos que formen parte de este nuevo tipo de organización social optarán
por la autodefensa. La dictadura del proletariado es, por tanto, una etapa
mediante la cual la clase obrera debe llegar a los individuos tal vez
reprimiendo, por un instante, intereses particulares e implantando un régimen
colectivo cuyo fin máximo será el que no sea necesario el estado como un ente
de regulación sino, mas bien, entenderlo como una figura en la que las
relaciones sociales se han consolidado de tal forma que, se disuelve el Estado
proletario y se da lugar a una organización social comunista en la que el
resultado final, es la extinción del Estado en representación de la extinción del
poder político en sí mismo.
Este orden comunista es refutado ampliamente por Michel Foucault. De lo
mencionado, una publicación académica llevada a cabo por Hernán Fair (2010) se
encarga ya, de contrastar algunos puntos de choque entre la teoría marxista y
la posición posmodernista foucaultiana: la extinción del poder político es
imposible porque, así se extinga el Estado, ya sea por distintas condiciones
sociopolíticas o por las mismas premisas marxistas, aún va a quedar una
organización de individuos que se relacionarán entre ellos y, por naturaleza,
las relaciones sociales son también relaciones políticas, por lo que el poder
político seguiría inherente en esta sociedad de tipo comunista a pesar de que
niegue su existencia. Para Foucault, como nos dice Fair, todo es político, por
lo que siempre habrá resistencia, lucha y confrontación (Fair, 2010:20)
Otro de los puntos acotados por Foucault en relación a la teoría
marxista se demuestra en Vigilar y castigar en donde niega que
el modo de producción, entendido por Marx como una condición para el proceso de
la vida material, política y económica, constituya el centro totalizador de la
historia (Gauna, 2001:28). Pues las condiciones económicas se subyacen a lo
político cuando un Estado es fuerte, como lo que propone la teoría marxista a
propósito de la dictadura del proletariado. Se niega, entonces, cualquier forma
de centralización o concentración de poder político, ya sea en los modos de
producción o en el Estado burgués. Siguiendo la misma línea, Fair (2010) niega
el hecho de que el poder político sufra la centralización del Estado y, mucho
menos, de una clase en específico (clase dominante, tal como lo afirma Marx),
según el autor, Foucault sostiene que el poder no se centra en el Estado o en
la clase capitalista, sino que circula por toda la sociedad, ya que, si bien se
observa cierto panorama general, este mismo, está constituido por microprácticas
político-sociales que, tienen también índices de poder.
Estos son, pues, algunos puntos cuestionados por Michel Foucault con
respecto a la teoría de Marx, si bien, ambos pensadores son eminencias en
cuanto a la filosofía política, he tratado de demostrar sus posturas y los
puntos de quiebre con respecto a ambos, esperando que sea de considerado aporte
académico, no queda más que señalar que la cuestión del Estado es un campo de
estudio ya tocado ampliamente por diversos autores que espero, mas adelante, se me de la
oportunidad de abordar.
BIBLIOGRAFÍA
Fair, H. (2010). Una aproximación al pensamiento de Michel
Foucault (1st ed., pp. 15 - 20). México. Retrieved from
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/polis/cont/20101/art/art2.pdf
Gauna, A. (2001). El proyecto político de Michel Foucault:
estrategias para la cultura venezolana. Caracas: Universidad Católica Andrés
Bello.
Harnecker, M (s/f). Los conceptos elementales del materialismo
histórico (6th ed.).
Lenin, V. (2006). El Estado y la Revolución. Madrid: Alianza
Editorial.
Rivas, A. (1985). El príncipe y el principito (p. 85).
Buenos Aires: El cronista comercial.
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